
UNA HISTORIA REAL Serían las ocho de la tarde, noche ya cerrada por la época en la que estabamos y volvía de la zona del puerto donde había estado pescando. Llegaba ya a mi coche y bajo la luz de las farolas veo dos tipos que se me acercan. Uno grande y fuerte con cara de malo, el otro más pequeño y escudándose detrás del primero, sin embargo algo me dijo que ese era el más peligroso, que llegado el caso sería quien me diera la puñalada. Inmediatamnete se me activan todas las alarmas pero sigo andando intentando aparentar indiferencia Algo en ellos me resultaba familiar y tenía la sensación de conocerlos pero no lograba ubicarlos. Cada vez estaban más cerca y los músculos se me tensaron, mi cerebro liberaba oleadas de adrenalina que corría por mi cuerpo y yo intentaba decidir que hacer: pelear o huir. Entonces sin previo aviso, el más grande me propina un fuerte empujón que casi me hace perder el equilibrio y el segundo me da un golpe en el estómago. El dolor en...